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Muriendo lento
00:10 lunes 22 diciembre, 2025
Colaboradores
Hay cifras que no hacen ruido, pero pesan. San Luis Potosí cerró 2024 con más de 19 mil muertes y un incómodo segundo lugar en defunciones dentro del Bajío.
El dato duro dice que el corazón falla más que cualquier otra cosa, seguido por la diabetes y, en un plano que suele normalizarse peligrosamente, los accidentes. Traducido a la vida diaria: más de 50 personas mueren cada día en el estado. No es una estadística lejana; es el vecino, el familiar, el conocido.
Lo inquietante no es solo el número, sino la constancia; año tras año cambian las administraciones, pero las causas se repiten, como si el sistema ya hubiera aceptado que así es y así seguirá siendo.
Lo que no se dice con la misma claridad es por qué, si sabemos de qué nos morimos, seguimos sin atacar el problema de fondo. ¿Quién pierde cuando la prevención se posterga y la atención llega tarde? Pierde la población, pero también gana la inercia; un modelo de salud reactivo, ciudades diseñadas para el riesgo y políticas públicas que prefieren administrar consecuencias antes que prevenirlas.
Los hombres siguen encabezando las cifras, los accidentes viales mantienen tasas alarmantes y el debate público rara vez pasa del dato al cuestionamiento incómodo. Tal vez el verdadero problema no sea ocupar los primeros lugares en las listas, sino habernos acostumbrado a aparecer en ellas sin exigir un cambio real.
¡Hasta mañana!