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De uno y otro lado, marchistas y gobierno ahondan los problemas que mantienen al país obstruido
00:10 jueves 20 noviembre, 2025
Colaboradores
La violencia policial desplegada el sábado pasado en el Zócalo capitalino preocupa. Por desgracia, no es lo único.
Tiene razón la Presidenta en que había “mucho adulto” en la presunta marcha de los jóvenes y en identificar entre éstos “caras muy conocidas de Marea Rosa”; también en asociar la convocatoria a “la oposición” (partidista, se entiende: el tuit del siempre imprudente Vicente Fox lo confirma) y con “un empresario” que no puede ser otro que Salinas Pliego, envalentonado a saber si por estrategia de defensa fiscal o por afán de poder.
La cosa es que esos jóvenes existen, como bien consigna no un genexer –caso de quien esto escribe y de la mayoría de los columnistas… o de la propia Presidenta– sino un auténtico centennial –el estudiante de licenciatura Albrecht Mohrhardt, en Nexos:
“En la página oficial de ‘Movimiento Generación Z México’ se abrió un nuevo servidor de Discord para dar instrucciones a quienes pensaban asistir… vestir de negro y llevar paliacates para cubrirse el rostro. Así, muchos de los jóvenes que estaban en la primera línea, frente a las vallas metálicas del Zócalo, eran los convocados desde TikTok y X. Entre ellos había un grupo de estudiantes de Arquitectura de la UNAM que cargaban un escudo improvisado y la bandera de Luffy que, como ellos señalaban, era un ‘emblema de libertad’. Uno de los integrantes, que prefirió no dar su nombre, me dijo después de haber sido gaseado: ‘A mí me molesta tener que levantarme a las cinco de la mañana para ir a un trabajo en el que estoy dos horas. No somos bots ni estamos comprados’.”
Ni tienen la misma agenda que la Marea Rosa: habría sido útil conocer sus reivindicaciones –acaso pasen por el problema educativo, la generación de oportunidades y la oferta de sentido del crimen organizado frente a la del establishment… pero, genexer al fin, especulo. No fue posible: su voz fue sepultada por una oposición que ocupó el espacio sólo para interpelarse a sí misma. También por un gobierno presto a descalificar y minimizar toda disidencia, aún antes de haberse manifestado: que sean los de siempre no les resta peso numérico ni derecho a interlocución. Tampoco legitimidad a su preocupación por lo que el asesinato de Carlos Manzo dice de la gobernabilidad del país.
Tiene razón el gobierno en condenar la violencia de manifestantes que golpearon policías. Tiene la oposición más razón –por la desigualdad de condiciones– en condenar la violencia policial contra manifestantes. Más razón todavía tenemos quienes nos preguntamos por la identidad del Bloque Negro. Que el gobierno y/o la oposición supieran de dónde viene sería grave; que lo ignoraran sería peor.
Los problemas en la marcha lo confirman: todos –gobierno, oposición, jóvenes, viejos, ciudadanos– estamos atascados.
La noche sigue cayendo.
POR NICOLÁS ALVARADO
COLABORADOR
IG y Threads: @nicolasalvaradolector