Luego de que se aprobara la aplicación de aranceles a países con los que México no mantiene tratados de libre comercio se ha generado incertidumbre entre el sector empresarial en San Luis Potosí.  La Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) advirtió que la medida es un tema de doble filo en un entorno económico ya complejo. Fernando Díaz de León, presidente de la Canaco señaló que cualquier modificación en la política arancelaria debe analizarse con cautela, especialmente cuando involucra a socios comerciales con los que se mantiene intercambio constante e indicó que el aumento de impuestos a la importación inevitablemente impactará en los precios finales de diversos productos, lo que afectaría tanto a negocios como a consumidores. Ante este escenario, el dirigente llamó al gobierno federal a abrir espacios formales de diálogo con representantes de los distintos sectores productivos: “Esto habría que manejarlo con diálogo con las partes involucradas”, expresó, al considerar que un proceso consultivo permitiría evaluar los impactos reales y evitar decisiones que puedan perjudicar la competitividad de las empresas mexicanas. Díaz de León planteó que estas mesas de trabajo también deberían incluir la opinión de especialistas en comercio exterior, a fin de contar con un análisis técnico que permita dimensionar los alcances de la medida y subrayó que las cámaras empresariales están dispuestas a participar si se busca construir soluciones equilibradas. El líder de Canaco advirtió que, además de los costos internos, es necesario evitar tensiones innecesarias con otros países, ya que señaló que México mantiene una relación comercial delicada con múltiples naciones y que un cambio brusco en su política arancelaria puede interpretarse como un movimiento unilateral que complique acuerdos existentes o futuros.

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  Para Díaz de León, la prioridad debe ser mantener condiciones que no inhiban la inversión ni encarezcan la operación de las empresas locales, por ello reiteró que la vía del diálogo será fundamental para que cualquier ajuste arancelario contemple el impacto en la economía y no afecte la estabilidad de los sectores productivos.