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Ciudadanos consideran que vallas de hierro que por años rodearon Palacio Nacional se deben al temor de gobiernos con crisis de legitimidad
08:25 lunes 10 diciembre, 2018
México
Dicen que fue hace un sexenio o dos o que siempre estuvieron ahí. O al menos desde el tiempo de la Colonia. En el Zócalo ya nadie recuerda cuándo fue que el Palacio Nacional amaneció rodeado por vallas de fierro. Había unas muy gruesas, como troncos de árbol, y otras delgadas, como barandales. Servían para impedir que los ciudadanos se acercaran a protestar o incluso que pasaran la mano sobre la piedra de las paredes, pero al mismo tiempo robaban toda la banqueta. "Ya tenía un buen tiempo, no recuerdo fechas ni meses ni años", dijo Manuel Vidal, un profesor jubilado. "Yo creo que antes existía un temor por la ilegitimidad de los gobiernos", consideró Paul Palazeto, un arquitecto. "Estaba todo mal porque no nos dejaban pasar y tenías que pasar por la banqueta", acusó la ama de casa Teresa Ventura. "Se veía muy feo, estaba muy cochino, lleno de basura, olía a pipí y hasta por acá se metían las ratas", recordó Malú, una barrendera. "Desde los españoles ya estaban, ¿no?", dijo en broma el danzante Mauricio Arriaga "Cuauhtli". En las fotografías más antiguas de Google Maps, de noviembre de 2008, ya iniciado el Gobierno de Felipe Calderón, había árboles en la banqueta y una valla muy pegada a la pared. Pero ya en diciembre de 2009 los árboles habían desaparecido y el Palacio estaba totalmente rodeado por el hierro. Pese a todo, es posible que las vallas hayan cumplido su función, pues en el sexenio de Enrique Peña Nieto las manifestaciones fueron muy violentas, al grado de que el 8 de noviembre de 2014 la puerta principal del Palacio, que data del siglo 19, fue incendiada y tuvo que ser reparada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Aunque los ciudadanos ahora ignoran cuándo fueron colocadas las vallas, todos saben que fueron retiradas una vez que Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el nuevo Presidente de la República. El 1 de diciembre aún quedaba una hilera, pero al día siguiente fueron retiradas en su totalidad, según relatan los tres soldados y los hombres vestidos de civil que se encargan de la vigilancia. Ahora, ellos cuidan las tres puertas apenas detrás de unas cintas y a veces los niños se acercan y les piden una foto. Los paseantes se protegen con la sombra del Palacio por las mañanas, comen helados recargados en la pared o caminan por ahí reconociendo el terreno. La mayoría mira en esa banqueta recuperada un símbolo de los nuevos tiempos, con un Presidente que busca tener todo el control político, pero que confía, dicen, en el pueblo. "Quiere decir que el Gobierno y el pueblo confiamos entre nosotros", dijo el profesor Manuel Vidal. Así como ocurrió en la fachada de Palacio, también las vallas que estaban sobre las Calles de Corregidora y Moneda fueron retiradas. Decenas de ellas quedaron amontonadas en una esquina, quizá por si deban utilizarse. Por eso Janette Carmina, una integrante de la Policía turística en el Zócalo mencionó que hay que tener cuidado: "El Gobierno nos ha dado esta confianza, pero de nosotros depende que no le demos un mal uso". -- Reforma