De acuerdo con una variedad de reportes, el gobierno de Donald Trump tendrá el respaldo casi absoluto de los republicanos para hacer de la seguridad fronteriza la prioridad absoluta tan pronto asuman el poder el 20 de enero de 2025. Aunque puede haber, y hay, divergencias en cuanto a las limitaciones o las modalidades de una nueva política migratoria que combine las necesidades del país con el rechazo a migrantes, las señales en torno a la frontera son crecientes. Stephen Miller, el presunto jefe adjunto de asesores presidenciales, afirmó que el Senado y la Cámara de Representantes deberían aprobar primero un proyecto de ley sobre seguridad fronteriza a través del proceso de reconciliación presupuestaria”.

Lindsay Graham, un senador por Carolina del Sur, se dijo ya de acuerdo en cuanto a que una legislación sobre seguridad fronteriza debería ser "la primera orden del día en el Comité de Presupuesto del Senado”. Cierto que la mayoría legislativa favorece las pretensiones de aseguramiento fronterizo planteadas por los republicanos, que incluyen desde la construcción de un muro hasta deportaciones masivas (que en otro tiempo y en otro país se habrían llamado "pogroms").

Pero también es cierto que la política migratoria y la idea de iniciar de inmediato una campaña de expulsión de indocumentados, parecen las acciones más viables para que el gobierno Trump ofrezca imágenes de ejecución de sus promesas. Pero se cree que deportaciones y otras promesas de campaña se verán frenadas posteriormente. La realidad, la logística, la infraestructura, los procedimientos legales, son cuestiones que obstaculizarán sin duda el cumplimiento de muchas de las propuestas de campaña, y Trump y sus consejeros lo saben. De hecho, ya el propio Trump ha hecho saber que ya es tiempo de enfrentar la realidad, no de hacer promesas.

Paralelamente, habría que recordar informes en torno a la intensa campaña mexicana para detener el uso de su territorio para la migración hacia el norte. De acuerdo al menos con la cadena Telemundo, el gobierno mexicano interceptó a cerca de un millón de personas en 2024. “México ha sido muy activo y ha servido como un amortiguador entre Estados Unidos y al menos América Central, pero, en realidad, casi entre Estados Unidos y el resto del mundo”, recordó recientemente Carin Zissis, investigadora visitante del Wilson Center y editora en jefe de Americas Society/Council of the Americas Online.  Si ese será un argumento convincente para Trump y su equipo está por verse, pero es acompañado también por un visible incremento en la actividad contra el narcotráfico, especialmente de fentanilo, por las fuerzas de seguridad mexicanas, en un evidente esfuerzo por disipar las amenazas de intervención militar estadounidense.  Las acciones del gobierno mexicano son medidas preventivas que debieron haberse tomado -o más bien sostenido- hace años... POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   COLABORADOR    JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                     @CARRENOJOSE