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El futuro del poder de Trump depende del desarrollo económico, catalizador para el resultado de las elecciones del 3 de noviembre de 2026
00:10 martes 30 diciembre, 2025
Colaboradores
Washington.- Tanto en Washington como en otras capitales del mundo, incluida la de México, se preguntan qué hacer para detener las aspiraciones imperialistas de Donald Trump que, apenas lleva un año de mandato y ya parece una eternidad.
La ráfaga impositiva con la que empezó a gobernar por segunda vez Trump a Estados Unidos 2025 y que desea emular en 2026 con mayor énfasis, puede ser contenida u opacada dentro de 11 meses.
El futuro del poder de Trump depende exclusivamente del desarrollo económico, catalizador indispensable para el resultado de las elecciones federales de medio periodo del martes 3 de noviembre de 2026.
Lo dijo Bill Clinton: “es la economía, estúpido”, en sabia referencia a que el futuro del poder político en Washington está absolutamente ligado a la bonanza o deterioro del poder económico de los electores.
La regla clintoniania es el antídoto para el veneno trumpiano.
Se equivocan quienes piensan que a los electores de los Estados Unidos la política exterior de su país los mueve para decidir por quién votar en comicios federales. Hay muy pocos de los millones de votantes que ponen atención en lo que pasa alrededor del mundo.
Cuando están frente a las urnas para sufragar, en la mente de los electores estadunidenses hay tres factores que determinan su fallo: la economía, la economía y la economía.
El partido demócrata y el republicano lo saben. Trump también pero lo disimula con su verborrea de que económicamente Estados Unidos nunca ha estado mejor que ahora y que es la envidia del mundo.
Los políticos son y siempre serán políticos, en su naturaleza depredadora le desean el peor de los males a sus enemigos.
Por ello, y aunque no lo digan, los demócratas en Washington y los gobernantes en capitales de otras naciones, tienen como propósito para 2026 que a Estados Unidos le vaya mal económicamente.
Trump dice que en su país no hay inflación, sí hay; clama que la tasa nacional de desempleo va a la baja, no es cierto.
Estos dos casilleros macroeconómicos son suficientes para menguar su ambición monárquica si afectan negativamente al bolsillo de sus gobernados que votarán el 3 de noviembre del próximo año.
Los legisladores republicanos súbditos dóciles de la corte trumpiana están conscientes de que su futuro dominio del Congreso federal dependerá de los comicios de noviembre. Algunos ante la realidad económica han empezado a desmarcarse del presidente republicano.
Otros esperan conocer los resultados del desarrollo económico del primer y segundo trimestre de 2026. Para mediados del año, que arranca esta semana, se podrá tener una mejor idea de la salud económica de los Estados Unidos porque se empezaran a sentir los efectos de las tarifas arancelarias impuestas a diestra y siniestra por la Casa Blanca.
Aunque da la impresión de ser un análisis exagerado, el costo de los productos básicos, de los bienes y servicios se verá afectado por el impacto macroeconómico de las tarifas arancelarias de Trump.
Para desacelerar a la ambición imperial de Trump se requieren los votos de sus gobernados que en noviembre decidirán la balanza del poder en Washington. Si inconformes por la situación que vivan dentro de 11 meses arrebatan a los republicanos el control de una de las dos cámaras del Congreso federal y se la dan a los demócratas, se opacará la era de oro que tanto sueña Trump.
Como ha ocurrido con todos sus antecesores que llegan al ocaso de sus periodos de gobierno con un Capitolio dividido y opositor, Trump se convertiría políticamente en un “lame doc”, como clama la jerga política en Washington y que la mejor traducción de ello para intentar entenderlo mejor en español es un “pato cojo”.
Es decir, un presidente sin poder político ni influencia para sacar adelante sus proyectos de ley a nivel nacional e internacional.
Es cierto que si a Estados Unidos le da gripe económica a México le puede dar una pulmonía. Pero la solución a la incertidumbre creada por Trump de una posible intervención del Pentágono en México para acabar con los cárteles del narcotráfico se puede diluir con el voto de los estadunidenses en contra de los republicanos.
Billy Boy no se equivocó, es neta. Hasta nosotros dependemos de la flacura o gordura de la cartera de los votantes de Estados Unidos.
POR J. JESÚS ESQUIVEL
COLABORADOR
@JJESUSESQUIVEL