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“En un momento dado, la opinión pública es un caos de superstición, desinformación y prejuicio”
00:06 jueves 30 marzo, 2023
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“En un momento dado, la opinión pública es un caos de superstición, desinformación y prejuicio”. Gore Vidal, escritor, guionista y periodista estadounidense.
En la última década, el impacto de la desinformación en la vida de las personas ha sido creciente. Se trata de un fenómeno de origen y expresión multifactorial. Uno de los factores que lo explican es el surgimiento de medios de difusión, particularmente digitales, que no requieren de la existencia de instituciones formales de información que, aún con evidentes defectos, tienen ciertos criterios básicos de verificación de información y son objeto de escrutinio respecto de la naturaleza, fuente y credibilidad de la información que difunden.
En muchos casos, tratando de crear medios de difusión alternos que no sean objeto de intereses o controles, se nuevos aún más carentes de controles y más fácilmente objeto de manipulación por quienes los crearon o auspician.
Por otro lado, el descrédito de muchas de las instituciones democráticas a nivel mundial provocó el cuestionamiento de la validez de otras instituciones que coexistieron al amparo de las primeras, por ejemplo, de la prensa o particularmente el ideal o concepto de una prensa libre.
Otro factor relevante es el rompimiento de ciertos principios básicos que operaban en la mayoría de las democracias (incluso aquellas imperfectas) respecto de los límites de la información y potencia manipulación de información pública, por parte de integrantes de la clase política y de las consecuencias graves asociadas a la identificación de divulgación de información falsa.
En el pasado, políticos de distintos países y corrientes fueron separados de sus cargos cuando fueron sorprendidos mintiendo o divulgando información tendenciosa y falsa. Gradualmente, el surgimiento de nuevos ciertos liderazgos y las limitaciones a los mecanismos de rendición de cuentas han hecho que para la mayoría de los políticos - particularmente de los grupos populistas de ambos extremos, el costo político de tergiversar información, frente a la ganancia potencial respecto de sus seguidores, resulte no solo rentable sino atractiva.
Desde la perspectiva de quienes reciben, creen y transmiten información falsa, existen fenómenos conductuales que lo explican. Uno es el sesgo de confirmación, que se refieren a la tendencia que tenemos a dar validez inmediata e incuestionable, a noticias o información que recibamos, cuando confirma una parte de nuestro conjunto de creencias (particularmente el más sólido y con mayor compromiso emocional); así como a refutar o desacreditar cualquier información o noticia, por sólida que sea, si esencialmente su aceptación contraviene algunos de nuestros conjuntos de creencias. Por compromiso emocional no debe entenderse un tema sentimental, sino cuando una persona invierte mucho tiempo y opinión en respaldar una postura o a una persona y después le resulta más complicado emocionalmente alejarse y reconocer que se había equivocado.
Este fenómeno se ha acrecentado y genera terribles problemas tanto en temas de política pública, como en relación con la posibilidad de establecer acuerdos o espacios de convivencia social, que conduzcan a su vez a la generación de acuerdos para la resolución de problemas.
En un documento elaborado por la OCDE se concluyó que el caudal de desinformación se reproduce y amplifica gracias a los comportamientos individuales y otros factores sociales; así como qué los mecanismos tradicionales de verificación de arriba hacia abajo en la información resultan ya insuficientes, ante el alcance de los medios digitales y de la profundidad de los mecanismos de desinformación.
Muchos de los mecanismos de solución de estos problemas de desinformación, necesariamente requeriría intervenciones de política pública y hoy, son precisamente quienes encabezan los gobiernos, los que más frecuentemente fomentan y difunden información que confunde e impide diagnósticos claros, sobre los problemas que enfrenta la sociedad.
El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. raul@martinezsolares.com.mx – síguelo en Twitter @martinezsolares