Parecería broma, pero es en serio. En proyecto de ley propuesto por un diputado republicano de la Cámara de Representantes cambiaría el nombre de las aguas costeras de Estados Unidos en honor al ex-presidente y ahora candidato presidencial Donald Trump, cuya administración revocó docenas de normas ambientales mientras estuvo en el cargo. Sería absurdo, algo como lo que los mexicanos llamaríamos "lambisconería", y da pena recordar que a lo largo de nuestra historia no estamos exentos de rendir homenaje en vivo a nuestro gobernante del momento. La legislación presentada por el representante de Florida, Greg Steube, cambiaría el nombre de la Zona Económica Exclusiva de Estados Unidos a "Zona Económica Exclusiva de Estados Unidos Donald John Trump". Esa área abarca aproximadamente 4.3 millones de millas náuticas y "no se extiende más de 200 millas náuticas desde la línea de base del mar territorial y es adyacente al mar territorial de 12 millas náuticas de Estados Unidos" y sus territorios, según el Servicio Oceánico Nacional estadounidense. La verdad, también hay que decir que la legislación tiene muy pocas posibilidades de ser aprobada. Se presentó durante lo que ya se puede decir es la parte final del período legislativo en año electoral, y aunque los republicanos controlan la Cámara baja, sus rivales demócratas tienen la mayoría en el Senado. Trump es hoy por hoy el caudillo republicano, con "lambiscones" como Steube –y muchos otros– dispuestos a brincar cuando Trump se los pida y tan alto como se los exija, el exmandatario no es exactamente popular, fuera de ese ámbito republicano. Hace ya unos 35 años, un grupo de republicanos se puso en campaña para tratar de lograr que hubiera un sitio llamado Ronald Reagan en cada municipio de Estados Unidos. Reagan, Presidente de 1980 a 1988, había sido un mandatario popular al que se acredita con las políticas que en 1990 llevaron a la caída del Imperio Soviético y la disolución de la Unión Soviética, hoy Federación Rusa. Un formidable y carismático orador, Reagan sostenía brutales confrontaciones con sus adversarios demócratas en el Congreso, en especial el presidente de la Cámara baja, Thomas Tip O'Neill, con quien al final del día solía reunirse en la Casa Blanca para compartir una copa de whisky y reducir tensiones. Nadie espera que Trump tenga un gesto similar. Ignoro francamente cuál fue el resultado final de los esfuerzos, pero de acuerdo con la Biblioteca Presidencial de Ronald Reagan, hay más de 250 lugares que llevan el nombre del expresidente repartidos en los 50 estados del país. Y la verdad sea dicha, el esfuerzo se inició después de que Reagan dejara la Presidencia, mientras enfermaba de Alzheimer. Murió en 2004. Los demócratas ya ofrecieron, por cierto, nombrar una cárcel con el nombre de Donald J. Trump, pero no parece que los republicanos estén muy impresionados por la generosidad. POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS  JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM               @CARRENOJOSE