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La Fiscalía le había retirado el beneficio del delator porque los días 8 y 12 de diciembre no acudió a proporcionarle a la SSPC los chismes
00:10 martes 23 diciembre, 2025
Colaboradores
Jocoso, Pedro Infante cantaba “La burrita”:
“Arre que llegando al caminito
“aquemichu aquemichú,
“Arre que llegando al caminito
“aquemichu aquemichú.
“¡Ah!, que la burra tan flaquita necesita su pastito
“Si se queda paradita se la da mi capitán.
“Pobrecita la burrita ya no quiere caminar
“Da unos pasos pa’ delante y otros tantos para atrás”.
Con este sonsonete campirano se pueden describir y comprender fácilmente la capacidad y naturaleza de la FGR durante los gloriosos días Cuarta Transformación, Segundo Piso.
La exhibe con toda claridad el caso de Raúl Rocha Cantú, dueño (parcial) de Miss Universo (del certamen, no de la ganadora, ¡válgame Dios!), implicado en negocios de huachicol, casinero del incinerador Royal de Monterrey y traficante de armas, desde Guatemala, cuyos burócratas lo habían designado cónsul honorario en la República Mexicana (sin mucho honor, por cierto) para luego retractarse. Primer paso del insistente “aquemichu”.
Bueno, pues con todos esos antecedentes y la trampa para regalarle el concurso a Fátima Bosch, cuya belleza está en los negocios del papi (socio de Cantú) y cuya actitud respondona y altiva en oriente mereció elogios hasta de la señora Presidenta (con A), el señor demostró lo ya sabido: es un pillo protegido desde las alturas.
En sus postreros momentos Alejandro Gertz lo convirtió (nadie sabe a cambio de qué) en testigo colaborador, calidad suficiente para pasearse impune de toda impunidad e inmune de toda inmunidad, lo cual movió al Poder Ejecutivo (con A) a reclamar información sobre el porqué de tan beneficioso arreglo y entonces, por arte mágica la decisión fue revocada.
“Aquemichú, aquemichú...”
Pero luego se revirtió. Octavio Alarcón Terrón, juez de Querétaro, determinó capturar a Rocha Cantú —ya sin el escudo del testigo favorecido—, por delincuencia organizada en el tráfico de armas e hidrocarburos y Mario Jorge Melo Cardoso, Juez Primero de Distrito en Materia Penal de Nuevo León, frenó por tiempo indefinido la revocación del beneficio al concederle un amparo al señor Rocha Cantú quien se defiende como gato panza arriba.
La Fiscalía le había retirado el beneficio del delator porque los días 8 y 12 de diciembre no acudió a proporcionarle a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana los chismes con cuyo importante contenido pretendía salvar el pellejo, empinando a socios, amigos, colaboradores y (de ninguna manera) protectores en el gobierno. Ya estaba prófugo.
Delincuente, testigo, prófugo, protegido nuevamente. ¡Viva la congruencia ejecutiva-judicial!
Por eso, todo este sainete cuyo vaivén sólo prueba nuestra vergonzosa anemia institucional de República bananera. Además de la cancioncita, hay otro símil (doctor Símil): las nuevas instituciones juegan con la realidad como el niño vendado de los ojos: a palos de ciego mientras la piñata de la verdad baila sobre su cabeza.
POR RAFAEL CARDONA
COLABORADOR
@CARDONARAFAEL