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Hay otras cuantas razones para manifestarse, claro. Por ejemplo, darse el gusto de ver al oficialismo haciendo...
00:02 sábado 12 noviembre, 2022
Colaboradores
Hay otras cuantas razones para manifestarse, claro. Por ejemplo, darse el gusto de ver al oficialismo haciendo una pataleta. Joder la marrana, pues, un placer que no hay por qué negarse, que la vida es corta. Ya sabíamos que el presidente trabaja más bien poco. Que el dinero, nuestro dinero, lo usa diariamente para una mezcla de autopromoción e intimidación contra quienes se le oponen, eso que se conoce como “Mañaneras”, y que luego, salvo por lo de repartir prebendas y gastar en elefantes blancos y compra de votos, dedica el día a la siesta, lo deep fried, los doctores y el beis. Ahora hay una novedad: sabemos también que el presidente usa el dinero para insultar abiertamente, frente al micro, desde el Palacio en el que vive, al pueblo no bueno. Porque el presidente, hace unos días, dio un salto cualitativo. No se limitó a tildar a quienes no coinciden con él de conservadores, fifís, neoliberales o corruptos, como era costumbre. Esa vez se fue directa, abiertamente, al insulto. Cretinos, así les dijo. No me parece exagerado decir que si alguien necesitaba una razón para manifestarse el domingo, la razón es ese insulto. Que un presidente le falte al respeto así, libre de recatos, a un importante puñado de millones de mexicanos, solo puede responder a dos cosas. Una, que se siente todopoderoso, indiscutido, impune a eternidad, y que por lo tanto puede quitarse ya la máscara. Otra, la desesperación. En cualquier caso, la protesta es más que urgente. Porque el exabrupto, que en realidad fue parte de los varios días de exabruptos que le vimos esta semana, se debe a que, sí, quiere dar muerte a la democracia en este país y convertirse en el gran elector, en el dueño de las urnas y todo lo que las rodea. No entremos en discusiones inútiles. Su reforma electoral es un intento descarado de impedirnos votar en libertad, con garantías, por nuestros gobernantes y legisladores. No hay más. El exabrupto es un síntoma. Hay otras cuantas razones para manifestarse, claro. Por ejemplo, darse el gusto de ver al oficialismo haciendo una pataleta. Joder la marrana, pues, un placer que no hay por qué negarse, que la vida es corta. Tal vez la más importante, sin embargo, es mandar un mensaje no al presidente y sus acólitos, presumiblemente sordos a los reclamos de la calle como cualquier partidario de la autocracia, sino a esos legisladores de la oposición que, en efecto, muy bien pueden matar al INE y con el INE a nuestras libertades, según pudimos constatar hace poco, cuando lo de la militarización, por aquello de las colas largas y la política de chantaje y extorsión del gobierno federal. Aunque no todas son malas razones. Leo que el orador elegido para la ocasión es José Woldenberg. Por supuesto que no lo hace por eso, pero es un buen momento para agradecerle lo mucho que le debemos todos, incluido, claro, el señor del Palacio, el que nunca sufrió un fraude electoral. En fin, ciudadanas, ciudadanos, que es mucho lo que está en juego. Vaya, que llegó la hora de los cretinos. POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09