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En términos generales, las derechas comparten una agenda de valores y causas como el antiwoke
00:10 miércoles 17 diciembre, 2025
Colaboradores
El triunfo de la derecha chilena en las elecciones de este domingo debe ser una buena lección para la clase política mexicana, tanto la gobernante como la opositora. Es evidente que Sheinbaum y su gobierno en materia ideológica se van quedando aislados en el continente. México, junto con Brasil, el otro país grande con “gobierno de izquierda”, forman la resistencia a la derechización que se ha impuesto en América Latina. Lo demás son desgracias: Nicaragua, Venezuela, Cuba.
El triunfo de la derecha obedece a varios motivos, cada país tendrá los suyos. Si bien es cierto que en términos generales las derechas comparten una agenda de valores y causas como el antiwoke, el combate a lo políticamente correcto, el freno a políticas públicas socialistoides, la prohibición del aborto, la práctica abierta de mezclar religión y política y reducir el tamaño de los gobiernos, aunque no todas aplican por igual en los diferentes países. Lo cierto es que, las causas que sean son abanderadas por liderazgos fuertes y esos no se construyen de la noche a la mañana.
Pablo Stefanoni, en un estupendo libro llamado ¿La rebeldía se volvió de derecha? (Editorial Siglo XXI) aborda el fenómeno del ascenso de las derechas en el mundo -particularmente en Europa- para alertar a la izquierda del cataclismo que les está cayendo encima. A continuación, algunos subrayados:
“Quizá sea el momento de prestar más atención a las derechas, de analizar algunas de sus transformaciones y de indagar en el “discreto encanto” que, en sus diferentes declinaciones, pueden ejercer sobre las nuevas generaciones. Hay en general, cierta pretensión de superioridad moral del progresismo que le juega en contra en el momento de discutir con las derechas emergentes; por una simple razón: porque la izquierda dejó de leer a la derecha, mientras que la derecha, al menos la alternativa, lee y discute con la izquierda…”.
“…la entrada de las derechas radicales al juego democrático fue presionando a las derechas más moderadas a radicalizarse sobre algunas temáticas para evitar la migración de los votos hacia las fuerzas inconformistas”.
“La derecha vendría a desafiar la corrección política y a combatir a la ‘policía del pensamiento’; la izquierda defendería el reinado de una neolengua con términos prohibidos para evitar que la verdad emerja de la superficie”.
“La idea central de quienes rechazan la corrección política de la izquierda es que existe una élite progresista que controla el mundo globalizado, tiene diferentes expresiones nacionales e impone su visión del mundo. Es más. Esa élite ha venido maltratando al ‘hombre común’ al prohibir las gaseosas gigantes, el cigarrillo, al transformar el término ‘hombre blanco’ en un insulto, al tratar de fascistas a quienes se muestran inseguros con la inmigración o de homófobos a quienes se oponen al matrimonio igualitario, al defenestrar a los que desean portar armas y no quieren comer quinoa, al reírse de la Biblia pero jamás del Corán, al tratar las disidencias como discursos de odio…”.
“…apelar a las masas directamente para ‘cortocircuitar’ a los medios de comunicación dominantes y las élites intelectuales; movilizar a las masas populares contra las élites que las están saqueando, confundiendo y oprimiendo, tanto social como económicamente”.
Como se ve, las cosas han cambiado mucho y ahora los políticamente correctos son los de la izquierda, que quieren controlar la vida de los ciudadanos. Es el camino que ha encontrado la derecha para lograr el triunfo en varios países. En México es cuestión de que se pongan las pilas, pero parece que es mucho pedir.
POR JUAN IGNACIO ZAVALA
@JUANIZAVALA