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Y los jueces, en sincronía con el régimen, les creían y condenaban, no sé si con multas, cárcel o las dos, por una resistencia que no ocurría
00:10 viernes 31 octubre, 2025
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                Cuentan las crónicas que en tiempos de Francisco Franco y cuando el gobierno español estaba fijado en ley, orden, religión y falange –una formación política de inspiración fascista–, algunos de los integrantes del cuerpo de carabineros, o Policía nacional justificaban arrestos más o menos irregulares con acusaciones de que los detenidos habían resistido la orden de aprehensión o agredido al agente de la ley y para probarlo se arrancaban un botón del uniforme antes de llegar a la comisaría.
Y los jueces, en sincronía con el régimen, les creían y condenaban, no sé si con multas, cárcel o las dos, por una resistencia que no ocurría, pero que justificaba la represión. Cierto o no, viene eso a la memoria con los recuentos, tan divergentes que son opuestos, sobre las acciones de los agentes de Inmigración y Aduanas (ICE) en el marco de la campaña para detener y expulsar a millones de indocumentados en Estados Unidos.
Puede aceptarse el argumento de que la inmensa mayoría de los detenidos sean "delincuentes" en tanto que residentes indocumentados de un país otro que el suyo. Pero ¿violentas amenazas a la sociedad? Muchos de ellos han sido detenidos en camino a audiencias judiciales, o al acompañar a sus hijos nacidos en Estados Unidos en camino a escuelas, o en sus sitios de trabajo, o al supervisar un desfile infantil de Halloween.
Y eso sin contar con que muchos de los arrestos, y los abusos físicos, son contra ciudadanos estadounidenses.
Y para hacerlo, los agentes se disfrazan de soldados, con máscaras y equipo táctico, con aparente miedo a ser identificados o el deseo de mantener ya no se diga inmunidad sino impunidad por acciones que a su vez, serían vistas como delitos ¿o enmascarados sin identificación que se apoderan de personas en la calle y las suben por la fuerza a vehículos también anónimos no parecen secuestradores?
Puede ser una cuestión de falta de entrenamiento ocasionada por la prisa en llenar plazas para cumplir con la cuota de detenciones y deportaciones impuesta por sus superiores, o por la sensación de poder que otorgan la posibilidad de uso de la fuerza sin consecuencias, con la protección del anonimato y de los poderes judicial y Ejecutivo.
Es cierto que es posible que alguno, o algunos de los detenidos, sean delincuentes violentos. No hay duda. Como tampoco que los organismos policiales del gobierno estadounidense tienen mucho más recursos, aunque prefieran presentarse como inocentes agredidos, aunque sean los agresores.
Como cuando amenazan con un arma a un manifestante opuesto a sus tácticas y le dice "estás muerto", o se lanzan tres o cuatro para someter a una mujer. El ICE recibió este año unos 70 mil millones de dólares para contratar más personal y pasar en semanas de seis mil a 16 mil efectivos. A cambio, en los últimos ocho meses han muerto al menos 20 personas mientras se encontraban en custodia del ICE, un cuerpo de Policía que pasó de actor de reparto a protagonista en la creación de un estado de seguridad nacional.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE