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En esta administración, aparte de más libros, el gobierno federal ha decidido usar nuestro dinero para regalarle a la élite castrista-militar
00:10 sábado 20 diciembre, 2025
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Son malos días para andar apoyando tiranos de izquierda del cinturón bananero caribeño, un negocio malo en todos los sentidos. Como con la negociación de los aranceles y los asuntos de migración y crimen organizado, con lo de Venezuela el gobierno federal ha optado por la mesura. Trump ha pasado de hundir lanchas de narcos, a estrangular al régimen nauseabundo de Maduro con un bloqueo militar (este sí lo es, no como el de Cuba) de sus petroleros que tiene, la verdad, buenas razones. La dictadura padece sanciones comerciales desde hace algunos años, y trata de burlarlas con lo que distingue, antes o después, a todos los regímenes castro-bolivarianos: la piratería. Sí: Venezuela, con apoyo de Irán, se dedica al huachicol internacional y el narcotráfico, y a nada más. No tienen sus jerarcas otra forma de sobrevivir, dado el fracaso inevitable de las economías socialistas. Bien, pues Claudia Sheinbaum ha preferido apelar a lo de la autodeterminación y la soberanía, tan de la diplomacia mexa, y ofrecer a nuestro país como mediador.
Bien está. El problema es que esa mesura lleva amarrada una solidaridad inaceptable con varios autócratas ideológicamente afines que empieza a hacer demasiado ruido en los Estados Unidos. Con AMLO, la filia por los tiranos de izquierdas llegó a extremos bastante grotescos, como el de invitar a Díaz-Canel al Grito o el de aceptarle la misma medalla que le dieron a Kim Il-Sung y Lukachenko, en el plano simbólico, y, en el práctico, como el de pagarle por mandarnos mano de obra esclava, los famosos médicos que no lo son, o el de regalarle de todo: ventiladores, libros y, antes que nada, petróleo. Estados Unidos, con Biden, lo pasó por alto, a cambio de llevar la fiesta en paz en asuntos binacionales de peso. En esta administración, aparte de más libros, el gobierno federal ha decidido usar nuestro dinero para regalarle a la élite castrista-militar, esa que encierra niños en cárceles por protestar, petróleo. Mucho petróleo. Unos tres mil millones de dólares en pocos meses. El detalle es que ya no está Biden, y con Trump las cosas funcionan de otra manera. Es así como una diputada norteamericana, María Elvira Salazar, en sintonía con los barcos de guerra gringos alrededor de Venezuela y con las palabras claras y contundentes del propio Trump o de Marco Rubio, le reclama a nuestro gobierno que le regale el escaso petróleo de Pemex a un puñado de tiranos, los cubanos, para que mantengan a su país en la miseria y la opresión despiadada inherentes al castrismo. “No lo entiendo”, dice, como no entiende el rechazo de Claudia Sheinbaum a María Corina Machado, una mujer valiente, defensora de la democracia, amenazada por la narco-dictadura.
Bueno, pues muchos mexicanos tampoco lo entendemos. Y nos va a tocar pagar el precio de esa vergüenza.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09