En las últimas dos semanas del año se conjuntan dos situaciones en el común de las personas: deseos y propósitos, la diferencia entre uno y otro es que los deseos son aspiraciones que tenemos y se encuentran fuera de nuestro alcance, que dependen de situaciones en las cuales de manera personal no se tiene un control directo, por otro lado, los propósitos son aspiraciones que podemos lograr y que dependen del esfuerzo de cada persona. Los deseos y propósitos en la mayoría de las personas se dan en dos grandes sentidos: económicos y de salud y dado que los propósitos son a manera personal, le platico los tres deseos que tengo para este incierto 2022. Primero: que la tasa de inflación no se desborde, si bien para la primera quincena del mes de diciembre estuvo por debajo de lo que anticipaban los especialistas, lo cierto es que la presión aún existe y el riesgo es alto, algunos productos que multiplican este efecto tendrán incrementos al iniciar el año como lo es el gas y la gasolina y este indicador afecta a toda la población. Segundo: que el crecimiento del país sea lo suficiente para mantener el nivel económico de la población, al igual que la inflación este indicador afecta a todos los habitantes en general, no solo las fuentes de empleo dependen de esto, también el abasto de bienes y servicios y algunas situaciones tan importantes como lo es la inseguridad. Tercero: que la medicina para curar la covid sea una realidad, es un hecho que la vacunación -aun cuando ha ayudado mucho- no ha sido suficiente para detener el avance del virus, de encontrar la cura, el problema sería mucho menor y ahora sí la nueva realidad sería una realidad, con todos los beneficios económicos y financieros que esto implicaría. En fin, con soñar no se pierde nada, el problema es despertar a la realidad, sin embargo, de manera individual podemos hacer mucho y es tan sencillo como al menos el usar del cubrebocas, le deseo que lo mejor de este 2021 sea lo peor del 2022.