Nadie niega que Xóchitl Gálvez es la mejor posicionada en el animo social que busca erradicar a Morena a través del Frente opositor. Era la mejor junto a los demás que pretendían la bandera del PRI-PAN-PRD: Santiago, Beatriz, Enrique, etc. Nadie niega que iba a ser el resultado. Y que tampoco se adorne el Presidente López Obrador con el clásico “se los dije”. Sabíamos que iba a ser y resultar. Lo que si podrá jactarse el Presidente es que la manera en la que el PRI, el propio partido de Beatriz, declara apoyar a Xóchitl.  Eso precisamente estaba esperando el Presidente: que “se hicieran garras en el PRI”, que actuaran como siempre les ha reprochado y que no legitimaran, con una votación, a Xóchitl Gálvez. Las hubieran dejado llegar juntas a la elección y así colocas en el nicho político bien legitimado a la ganadora. Pero no. De mala manera y, visiblemente unilateral por su inasistencia, anuncia Alejandro Moreno que el PRI apoyara a Xóchilt Gálvez. Al momento de esa rueda de prensa no estaba Paredes. Mala señal. Estaban las fuerzas tricolores con cara de desdicha. Mala señal. El único con la euforia que revela los acuerdos logrados era Alejandro Moreno.