Este fin de semana estuvieron en San Luis Potosí -en eventos y días distintos- los dos líderes nacionales del PAN y del PRD: Marko Cortés y Jesús Zambrano. El primero, el viernes, comió con las y los candidatos de la coalición para lo federal y local encabezados por Enrique Galindo, junto a liderazgos blanquiazules como Marcelo de los Santos u Octavio Pedroza.  Convocaron a los presidentes del PRI y del PRD, Sara Rocha y Jorge Zavala. La primera, fiel a sus "formitas" sin clase, en primera instancia, rechazó la invitación que muy atenta le hizo la dirigencia panista y optó por enviar a un representante. Cuando le hicieron saber que no era transferible acudió. Es de primaria: si a estas alturas de su vida política no le entiende a ella, ya no le entendió. Qué vergüenza. Y el segundo, al contrario. Jorge Zavala ha encontrado en el PRD su mejor escuela política. Ha conjuntado en su juventud e ímpetu la experiencia de lograr acuerdos con buenos resultados. Con este comentario pasamos pues a la visita del domingo: la de Jesús Zambrano. Rueda de prensa matutina y reunión partidista al medio día. Presentes otra vez las y los candidatos, junto a la devolución de la cortesía del viernes por parte de la dirigencia panista local. El PRI de Sara Rocha impresente por su ausencia e impresentable por su altivo orgullo. Nadie, absolutamente nadie, salvo Víctor Hugo Salgado -síndico capitalino, galindista y priista de mayor cabeza- quien se hizo presente al ser Presidente del PRI en la capital. Come a parte de las "formitas, sin formas" del comité estatal.  Ausencia y orgullo: pecados políticos mortales. Así fue el fin de semana azul y amarillo. Así fue el fin de semana de Marko y Zambrano en la capital. Vinieron a hacer ruido y campaña.