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Especialistas destacaron la fortaleza del vínculo económico y social entre México y EU en el primer año de Trump en la Casa Blanca
07:48 domingo 31 diciembre, 2017
Mundo
La cancelación el 26 de enero de 2017 de una visita del Presidente Enrique Peña Nieto a la Casa Blanca marcó el inicio de un año turbulento en la relación entre México y Estados Unidos. Trump saboteó la reunión, con lo que rompió una tradición desde 1980 en que los Mandatarios sostenían una cita a pocos días de asumir, luego de exigir que México pagara la construcción de un muro en la frontera. "Nunca habíamos visto una separación tan notoria entre lo que ocurre en la política, que se volvió mucho más tenso, y las interacciones del día a día entre mexicanos y estadounidenses que se están volviendo mejores y más frecuentes", dijo Andrew Selee, presidente del Migration Policy Institute. La llegada de Trump a la Presidencia auguraba un viraje entre ambas naciones a pesar del antecedente de un comercio bilateral superior a 570 mil millones de dólares, una estrecha colaboración anticrimen y más de 11 millones de mexicanos en Estados Unidos. Ante la amenaza de cancelar el Tratado de Libre Comercio (TLC), incrementar las deportaciones y fincar un muro fronterizo, la relación con México parecía pender de un hilo. Durante la primera visita del Canciller Luis Videgaray a la Casa Blanca el 25 de enero, Trump anunció la firma de dos órdenes ejecutivas -consideradas un gesto antidiplomático- endureciendo el control migratorio y para el blindaje de la frontera común. No obstante, la aparición de nuevos frentes de conflicto en la política doméstica y exterior para los estadounidenses (como la pesquisa por colusión con Rusia en las elecciones y la amenaza de Corea del Norte) logró que la relación con el País fuera retomada a nivel de Gabinetes. En abril, Trump volvió a provocar nervios al filtrarse que firmaría una notificación de salida del TLC, pacto comercial que incluye a Canadá, algo que no se concretó. "Es justo decir que la relación ha visto un manejo precavido pero hábil por parte del lado mexicano durante periodos de gran estrés inducidos por el Presidente de Estados Unidos y los negociadores del TLC", comentó, por su parte, Duncan Wood, el director del Instituto México del Woodrow Wilson Center. Después de cinco rondas de pláticas, diversos actores políticos y de negocios en EU defendieron el TLC en agosto. "La reafirmación de la importancia duradera de la relación bilateral más amplia y el extenso apoyo hacia México mostrado por los secretarios de Estado y representantes y Senadores en el Congreso ofrece optimismo de que el futuro a largo plazo será saludable", dijo Wood. La cooperación anticrimen entre los Gobiernos no parece haber pasado por algún tipo de ruptura -con temas como las extradiciones de narcotraficantes desde México manteniéndose-. Los países incluso realizaron dos cumbres de seguridad a nivel ministerial. En el área migratoria, el Gobierno mexicano reportó apenas la semana pasada que el número de repatriados desde Estados Unidos había caído 26 por ciento durante el primer año de Trump -hasta noviembre- comparado con el último del ex Presidente Barack Obama. Sin embargo, el plan de Trump de incrementar el control migratorio podría provocar nuevos roces, en especial si la Administración no logra concretar un alivio migratorio para 690 mil jóvenes indocumentados de los que el 78 por ciento son mexicanos. "Si la promesa de construir un muro fronterizo es el signo visual de creciente tensión(...) es el constante cuestionamiento de si EU debe salir del TLC y la creciente campaña de detener inmigrantes indocumentados en EU realmente muestran lo tanto que la relación se ha deteriorado", dijo Andrew Selee. -- Reforma