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En días de la semana anterior, nos presentaron el panorama de un estado que no necesariamente es el nuestro, de una ciudad fantástica donde todo funciona y donde todos viven felices; nos ofrecieron paisajes maravillosos que contrastan crudamente con la realidad.
11:51 domingo 1 octubre, 2017
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                En días de la semana anterior, nos presentaron el panorama de un estado que no necesariamente es el nuestro, de una ciudad fantástica donde todo funciona y donde todos viven felices; nos ofrecieron paisajes maravillosos que contrastan crudamente con la realidad. En los informes del gobernador del estado y de los alcaldes de San Luis Potosí y Soledad se perfiló un tipo de estado, de ciudad y de zona metropolitana que están muy lejos de ser lugares dignos donde vivir. Tres informes donde estuvo ausente la autocrítica y en cuyo caso, la rendición de cuentas fue lo que menos se cumplió. Elaborar un mensaje político, esgrimir una retórica demagógica y soltar ríos de millones de pesos y cientos de miles de beneficiarios, no es en modo alguno rendir cuentas. De manera machacante, desde días antes de los informes, el gobernador y los alcaldes derrocharon dinero público para publicitar sus “obras” y “acciones”, las más de las veces, versiones extendidas de un discurso demagógico. Por ejemplo, los ediles de Soledad y San Luis han entregado tantos millones de litros de agua que bien podrían saciar la sed de todos los habitantes del altiplano durante años y años. O bien, han comprado tanta untura amarilla que bien podrían pintar el concreto del boulevard del Río Santiago y todavía les sobraría. Pero las versiones propagandísticas de los informes están orientadas a manipular en entendimiento de la gente, son para tergiversas las cosas y son para maquillar datos y hacer posible que lo mediocre se vea como algo excelente. Se recurre al uso faccioso de frases trilladas y embusteras como: con inversiones sin precedente, con acciones inéditas, con una inversión histórica, nuestras obras ya sentaron un precedente histórico, aún nos falta mucho por hacer, vamos avanzando con paso firme, las necesidades son muchas pero nuestro esfuerzo es superior y más bla-bla-bla es el contenido real de un mensaje que no llega a ser informe de gobierno. Y el tono del mensaje también tan festivo y triunfalista, tan exacerbadamente optimista y oportunista, como por ejemplo, la cursilería del “fue un informe sobrio” o “fue un informe realista” o “fue un informe austero” o “fue un informe claro y conciso”. Bien visto, los informes de gobierno más que el cumplimiento a una obligación constitucional, se ha transformado en día de publicidad groseramente abierta no para la institución, sino para quien la encabeza. Ese vicio manido de creer que porque se es alcalde ya se es dueño de la administración pública. Afrenta total a las instituciones al dar pauta a que los alcaldes hablen de ellos y hagan a un lado la institución. Verbigracia, el ayuntamiento de la capital tiene el escudo de armas de San Luis Potosí dentro de un círculo amarillo. Por eso, pintan de amarillo la infraestructura vial, para asentar que los de ese color son los que mandan. No importa que no se consulte a la población, no importa que sea un exceso, el ayuntamiento es del señor alcalde. Esa premisa, sin embargo, no aplica para aquellos problemas o asuntos que el gobierno en turno está obliga a atender y resolver, como puede ser el caso de la inseguridad pública. Ahí no se habla del alcalde ni tampoco del ayuntamiento, solo se lanza la piedra a ver a quien se le pega. Los informes pasaron y de ellos no quedará nada nuevo en la memoria colectiva. Lo que se dijo en ceremonias millonarias, es lo mismo que se ha venido diciendo y haciendo, no hay nada que los haga diferentes de lo que hicieron alcaldes o gobernadores anteriores. Los informes son un acto de culto a la personalidad y nada más, pero en vísperas electorales, los informes son también tribuna para vender imagen y para vender esa imagen es necesario recurrir a la retórica y al engaño. Los alcaldes de San Luis y Soledad no dijeron que en sus terrenos se cometen ocho de cada diez delitos de alto impacto, ni dijeron que al momento de dar su informe, de los ocho delitos del fuero común, en siete tienen luz roja; así como tampoco dijeron que de cada diez homicidios, 7.3 se cometen en sus demarcaciones. No dijeron nada de eso porque no se trata de informes, sino de mensajes político partidistas dirigidos no a la sociedad sino a sus círculos más cercanos que son los que les dan su aprobación. Como sea, patéticos y falsos, todos.