La pandemia del COVID-19 ha sido la protagonista en los últimos meses de todas nuestras conversaciones. Hemos fungido un poco como científicos sin serlo y sin tener en muchas ocasiones la más remota idea. Por esta razón, José Alcamí, especialista en Medicina Interna y profesor de Investigación en el Instituto de Salud Carlos III, enumera las 5 cosas que hace seis meses desconocíamos de este nuevo coronavirus y de la enfermedad que provoca. 1.- Los coronavirus son virus muy peligrosos. Ya se sabía desde hacía tiempo y se había advertido de ello, “pero no habíamos sido conscientes hasta ahora”, lamenta el científico. 2.- Es un virus de transmisión aérea. Por eso la consecuencia es que hay que protegerse con mascarillas, con la distancia y con otras medidas de higiene. Repecto a este segundo punto, la OMS ha explicado que una persona puede contraer la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus: “La enfermedad se propaga principalmente de persona a persona a través de las gotículas que salen despedidas de la nariz o de la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar. Una persona puede contraer la COVID-19 si inhala las gotículas procedentes de una persona infectada por el virus”. Por eso, la OMS insiste en que es importante mantenerse al menos a un metro de distancia de los demás. Además, subraya que “es importante lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o con un desinfectante a base de alcohol”, debido a que las famosas gotículas caen en objetos y superficies. 3.- Ahora se sabe que se debe proteger especialmente a determinados grupos de población, los llamados ‘grupos de riesgo’. Los principales grupos vulnerables son los mayores de 60 años y aquellas personas diagnosticadas de hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares crónicas, cáncer, inmunodeficiencias, y embarazadas por el principio de precaución. También se consideran más vulnerables las personas que viven o trabajan en instituciones cerradas, con especial atención a las personas mayores que viven en residencias. Otras personas, como las que fuman o las que tiene obesidad, también parecen tener mayor riesgo de tener una enfermedad grave. 4.- La búsqueda de fármacos para combatir la enfermedad, a partir de medicamentos ya probados y eficaces en otras patologías, con excepción de los corticoides, han fracasado. Es decir, no hay medicamentos y se tienen que descubrirlos. “Si el desarrollo de una vacuna requiere de tres años, el proceso de desarrollo de un nuevo antiviral requiere de más de cinco años, y no disponemos de ese tiempo debido a la urgencia que impone la pandemia. La estrategia para acelerar tiempos consiste en utilizar fármacos que ya están aprobados”, se explica en el libro “Coronavirus, ¿la última pandemia?” del propio Alcamí y del inmunólogo Edurardo López-Collazo. Al mismo tiempo que precisan que hasta el momento, ningún antiviral ni antimicrobiano ha demostrado una eficacia real y definitiva. “La realidad es que seguimos sin fármacos eficaces frente a al COVID-19”, agregan. 5.- Sabemos que la vacuna resolverá el problema. “Los prototipos de vacuna con datos preliminares son buenos datos”, según asegura el doctor Alcamí. Una vacuna, de acuerdo al libro mencionado, es un compuesto que provoca un simulacro de infección, por el que se engaña al sistema inmunológico y genera una respuesta frente al agresor. “Mediante la vacunación se conseguirá generar memoria contra el SARS CoV-2, lo que permitirá que, en el momento en el que nos infectemos, esos linfocitos generados por la vacuna se movilizarán para destruir al verdadero enemigo”, subrayan. “Las revisiones y editoriales científicas hablan de un mínimo de 18 meses para el desarrollo y la puesta en el mercado de una vacuna para enfrentar a la COVID 19”, señalan en su libro los especialistas. Ojalá sea más pronto que tarde. --

Con información de Noticieros Televisa

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