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Los partidos políticos y sus dirigencias se frotan las manos y se les hace agua la boca porque para el año que viene esperan distribuirse 117 millones 170 mil 767.49 pesos
12:08 domingo 6 octubre, 2019
QUEBRADERO
La burocracia electoral y los partidos políticos son élites para quienes la austeridad no significa nada. El dinero público corre por sus lindes para gastarlo sin rubor. Los partidos políticos y sus dirigencias se frotan las manos y se les hace agua la boca porque para el año que viene esperan distribuirse 117 millones 170 mil 767.49 pesos. A su vez, la burocracia electoral potosina tendrá bajo su manejo 107 millones 185 mil 919.35 pesos. De ese monto, 60 millones 501 mil 213.76 pesos serán para el gasto ordinario. Son más de 224 millones de pesos para partidos y Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana. El pleno del organismo local electoral aprobó el proyecto de presupuesto para el ejercicio fiscal 2020. La propuesta se envía el ejecutivo para que lo integre a su proyecto de presupuesto que a su vez será enviado a la legislatura. No se esperan modificaciones, salvo que el mandatario y los diputados consideren que se trata de algo excesivo. Centavos más o centavos menos, es sin duda una cantidad mayúscula. Hay quienes, en las parcelas del poder, gastas y gastan y nunca acaban de gastar. México atraviesa por una coyuntura por un estilo de gobierno basado en la austeridad y desde la presidencia de la república se ha puesto el ejemplo, pero muchos hacen oídos sordos. Se ha instado a las instituciones públicas a aprovechar los recursos públicos con honestidad y espíritu republicano; no se puede vivir como ricos en un país de pobres. Los partidos políticos especialmente, han sido beneficiarios del poder del que forman parte. En los hospitales faltan médicos, medicinas, enfermeras y camas mientras que en los partidos políticos habita una clase dorada que de tan privilegiada, no saben de qué se trata trabajar. Los partidos se ubican en una burbuja que los separa de la cruda realidad, pero lucran con ésta y sus secuelas sobre la sociedad y los ciudadanos. El PRI tiene noventa años de edad y el PAN ochenta y su saldo es la corrupción. Otros, como el PVEM, PRD, PNA, MC y PT ya deberían haber desaparecido. En cada elección tienen menos votos y solo aspiran a seguir mamando del presupuesto. Apenas la libraron en 2018, con eso les basta; solo les importan algunas migajas de poder. Se trata de castas privilegiadas de grupos, familias o caciques en todo el sentido de la palabra: controlan a sus partidos y luego los espacios públicos a los que acceden por la vía del voto. Y las burocracias electorales, igual. Se asumen como padres de la democracia y por tanto, como sus guardianes. Ay de quien ose poner en duda ese papel. Son burocracia que cuesta mucho dinero. Por eso, desde la cámara de diputados se plantea desaparecer a los organismos locales que a final de cuentas duplican las funciones del Instituto Nacional Electoral. Dos aparatos institucionales para un solo objetivo, organizar las elecciones. Luego, hay quien en esa burocracia, luego hasta se visten de intelectuales y hasta escriben libros que el propio organismo electoral les financia y publica. Se convierten en especialistas en el tema y el propio organismo les paga cursos para hacerse de maestrías que son pagadas con recursos públicos. Partidos y órganos locales electorales que no gozan de la confianza ciudadana, partidos y órganos electorales caros y onerosos que viven del presupuesto.