Mucho se ha teorizado y muchos han imaginado cómo sería el fin del mundo, pero de algo sí hay certeza de cuando el apocalipsis llegue: Nueva Zelanda, Islandia, Reino Unido, Tasmania e Irlanda son los lugares con más probabilidades de sobrevivir al colapso de la civilización mundial, de acuerdo con un estudio del Instituto de Sostenibilidad Global de la Universidad Anglia Ruskin, y publicado en la revista Sustainability. El fin de la humanidad como la conocemos, ya sea por el cambio climático, la destrucción de la naturaleza, una pandemia aún peor que la de Covid-19, la caída de las estructuras financieras mundiales y los acuerdos internacionales, o una combinación de todas ellas, cualquier escenario podría ser tan grave en las naciones mencionadas, por su localización geográfica y por sus estructuras sociales. 

Nueva Zelanda tiene todo para sobrevivir. Foto: Especial.

¿Cómo determinaron que eran los países más óptimos?

Clasificaron los países según su capacidad para cultivar alimentos para su población, proteger sus fronteras de una migración masiva no deseada y mantener una red eléctrica y cierta capacidad de fabricación. Esto lo reúnen las islas situadas en regiones templadas y, en su mayoría, con una baja densidad de población. De todos los territorios mencionados, Nueva Zelanda sería la nación mejor preparada. Esto podría parecer un ejercicio ocioso, pero bajo la argumentación de Aled Jones, director del Instituto de Sostenibilidad Global de Anglia Ruskin, es importante saberlo, porque "es posible que se produzcan cambios significativos en los próximos años y décadas. El impacto del cambio climático, incluido el aumento de la frecuencia e intensidad de las sequías e inundaciones, las temperaturas extremas y el mayor desplazamiento de la población, podría dictar la gravedad de estos cambios", mencionó.  Los científicos explicaron que su estudio pretende poner de relieve las acciones para abordar los factores interrelacionados del cambio climático, la capacidad agrícola, la energía doméstica, la capacidad de fabricación y la excesiva dependencia de la complejidad, son necesarias para mejorar la resiliencia de las naciones que no tienen las condiciones de partida más favorables.

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El Heraldo de México